lunes, junio 12, 2006

La Cuna del Jazz


Ahora que se acerca el huracán Alberto a las costas de Florida, es momento de recordar lo que pasó en New Orleans, histórica ciudad que bebe a orillas del Mississipi sus raíces de sufrimiento reflejadas en la música jazz que ha inundado las calles de su ciudad durante años. Las cosas no ocurren por casualidad. No es normal que en Cuba sufran un huracán y no se lamenten pérdidas de vidas humanas, y en Nueva Orleans haya cientos de muertos, quizás miles, porque nunca se va a saber con seguridad cuanta gente desapareció en las aguas pantanosas del golfo de Nueva Orleans.
Las razones son varias para explicar la catástrofe. Nueva Orleans es una región con recursos petróliferos, esencialmente en el golfo que hay en la desembocadura del Mississipi, región en la que está asentada la ciudad, en una zona que antes era un pantanal, y que tuvieron que drenar y proteger para que el mar no inundase de nuevo. El problema es que a ese golfo lo protegían una serie de islotes que creaban un biotopos especial. Esos islotes regulaban no sólo las especies que vivían en la zona, sino también el ímpetu del agua en el golfo. Claro que esos islotes parecían molestar a las compañías petrolíferas, que para aprovechar los recursos, decidieron eliminarlos, de tal forma que el agua llegase con toda su fuerza a Nueva Orleans.
Aún así, no tenía que haber pasado nada... si los diques hubiesen estado en buen estado. Y lo estaban, los de los barrios ricos. Los de los barrios pobres, en las partes más bajas de Nueva Orleans, con una mayoría aplastante de negros, presentaban fisuras inquietantes, que cedieron debido a la fuerza con la que llegaba el agua, inundando todas las zonas deprimidas de la ciudad.
El Gobierno, en todo un alarde previsor y de preocupación por sus ciudadanos, pidió a los mismos que evacuasen la ciudad. Esto, en cualquier ciudad norteamericana, es imposible sin coche. Y un coche es precisamente uno de esos bienes que no se podían permitir (y mucho menos ahora) los habitantes de las zonas deprimidas. Personas que tuvieron que huir al famoso Dome que a su vez se vió rodeado por el agua y asediado por la delincuencia que se desató en la ciudad.
Claro, al Gobierno norteamericano poco les importa si los barrios pobres quedan inundados, si los equilibrios naturales se rompen, o si se producen epidemias. Pero la propiedad privada no se toca, y cuando se produjeron los primeros disturbios, ¿Qué hizo el Gobierno? ¿Mandar médicos? No. ¿Mandar medios para evacuar los pobres? No. ¿Mandar ingenieros que reparasen los diques de urgencia? No. Mandó decenas de miles de soldados. Pero no te preocupes, ya sabemos que hoy en día los ejércitos son inmensas ONG´s que se ocupan a ayudar a decenas de países empobrecidos. Son capaces de sustituir a médicos, ingenieros, economistas, y demás con tan sólo un fusil. Y yo me lo creo.
Lo más vergonzoso es que toda esta información no fue puesta de relevancia en EEUU, y lo que es peor: cuando Cuba ofreció ayuda médica a Nueva Orleans mandando cientos de médicos con todos los gastos pagados, ¿Qué creeis que dijo Bush? Pues que no, evidentemente, porque la gran ONG de la Guardia Nacional protege Nueva Orleans. Así que encima de las enfermedades, del desastre humanitario y económico, de la verguenza, y de la violencia provocada por los asaltos desesperados, tenemos a decenas de miles de soldados liándose a tiros con negros y latinos con el agua hasta el cuello.
Hoy en día sólo la mitad de la población ha vuelto a Nueva Orleans. Los diques que presentan fisuras no han sido reparados. Y evidentemente, las empresas petrolíferas no han pagado ni una multa por haber destruido las islas, al contrario, recibirán subvenciones por sus pérdidas debido al desastre medioambiental. Que no habría sido tan desastre sino hubiese sido por los pocos escrúpulos de algunos. Claro que muchos han sacado tajada para hacer negocios inmobiliarios en Nueva Orleans y es que los hay que son buitres: aprovechan los cadáveres al máximo.

1 comentario:

Sandra dijo...

«Claro, al Gobierno norteamericano poco les importa si los barrios pobres quedan inundados, si los equilibrios naturales se rompen, o si se producen epidemias. Pero la propiedad privada no se toca (...)» Au!!!!...