Es triste contemplar como a día de hoy, sigue habiendo tanta gente que no comprende la posición de la República durante la guerra. Hay personas que se empeñan en que no recordemos, en que no saquemos a la luz lo que pasó durante aquellos tristes años en los que los hermanos se mataban los unos a los otros, unos por ser blancos, y otros por ser rojos. Ambos bandos cometieron crímenes imperdonables, pero no con la misma magnitud, ni con la misma intensidad, ni con las mismas intenciones.
Para empezar, no se pueden comparar ambos bandos porque uno era legítimo y el otro no. La República era el gobierno democrático votado por los españoles, elegido en unas elecciones transparentes: la izquierda ganó por 150 000 votos más que la derecha. Cabe destacar que la falange solo consiguió 46 000 votos: menos de mil votos por provincia. Pero el principal tema de controversia no han sido nunca las elecciones, sino las víctimas ya que corre la manida frase de que "tan malos fueron unos como otros".
Ahora voy a citar datos de varios historiadores, estos son los historiadores más prestigiosos a nivel mundial sobre la Guerra Civil y la II Guerra Mundial: Paul Preston, Jackson y Anthony Beevor.
Las cifras de muertos en el bando republicano por la represión según el bando nacional fueron en principio de medio millón. Tras la guerra, redujeron esta cifra a 55 000, cifra que estos historiadores siguen considerando muy inflada. Los nacionales afirmaron que habían muerto 20 000 sacerdotes, pero rebajaron la cifra a 7. 937, que todavía está algo inflada. Citando a Beevor:
"Por lo que hace a las clases medias, es cierto que algunos abogados o médicos fueron <
Según historiadores, las verdaderas víctimas del terror en la zona republicana serían 38.000, la mitad de ellas asesinadas durante el verano y el otoño de 1936. Y este es un dato a tener en cuenta: casi todos los asesinados, lo fueron por la muchedumbre furiosa, que la República no pudo controlar. En cuanto la República tomó el control de la situación, el número de represaliados disminuyó notablemente. Hay incluso anécdotas de la Pasionaria salvando un convento de ser quemado por la muchedumbre.
Frente a esto tenemos la zona nacional. Allí el terror no era espontáneo, era dirigido: era un instrumento del poder. El general Mola ordenó "eliminar los elementos izquierdistas: comunistas, anarquistas, sindicalistas, masones, etc". Y Queipo de Llano habló de "depurar"
toda persona que simpatizara "con corrientes sociales avanzadas o simples movimientos de opinión democrática y liberal". La represión y el error se aplicaban en cuanto un pueblo o ciudad era conquistado, para depurarlo inmediatamente, y todo aquel que hubiese votado al Frente Popular era sospechoso.
Sólo en Málaga hay contabilizadas 7 000 víctimas, pero probablemente fuesen el triple. En Córdoba murió fusilada un diez por ciento de la población: 10.000 personas. Se calcula que la represión franquista acabó con 200 000 personas. El cálculo es dificil de realizar porque apenas quedan pruebas, pero se ha calculado en base a los datos de la represión en 25 provincias, que sumaban 80 000 muertos. Con tan sólo 25 provincias, ya tenían más del doble de las víctimas del terror republicano para toda España.
General Queipo de Llano: "por mi palabra de honor y de caballero que por cada víctima que hagáis, he de hacer lo menos diez".
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