viernes, marzo 03, 2006

El optimismo

"Mi vida no tiene propósito, ni dirección, ni finalidad, ni significado, y a pesar de todo soy feliz. No lo puedo comprender. ¿Qué estaré haciendo bien?"
Charles M. Schulz
Charlie Brown 1999

Estoy leyendo un libro que se llama "La Fuerza del Optimismo", y en este libro me he encontrado con un experimento realizado en los años ochenta por un tal Richard Morris, profesor de neurociencia de la Universidad de Edimburgo. Este tipo le tenía bastante manía a los animales (esto lo supongo yo), y a esto se le juntaba que quería estudiar el funcionamiento de la memoria. Pensando en como aunar sus dos hobbies al mismo tiempo, se le ocurrió lo siguiente:
Cogió a dos docenas de conejillos de indias y los repartió en dos grupos: los afortunados y los desafortunados (los conejillos empezaron a sospechar que aquí pasaba algo), metiéndolos a todos en dos estanques de agua enturbiada con leche para que no viesen el fondo (en este momento los conejillos se dieron cuenta de que no era su día). Había una pequeña diferencia entre el estanque de los afortunados y el de los desafortunados: en el primero había montículos sumergidos bajo el agua de tal forma que si las cobayas los encontraban, podían descansar en ellos (imaginaos las miradas furibundas que dirigían en ese momento las cobayas "desafortunadas" a las "afortunadas").
Richard Morris decidió que ya se había divertido bastante por ese día y las sacó de la guarrada en la que las había sumergido, dejándo la diversión para otro momento. Poco les duró la alegría a los cochinillos de indias, porque al día siguiente nuestro científico decidió meter a todas las cobayas en un estanque sin montículos para ver como reaccionaban. Al cabo de un rato tuvo que sacar a las desafortunadas, que nadaban desorientadas y agitándose nerviosas (pobrecitas, como que no lo habían pasado ya mal), sin embargo las otras duraron mucho más, porque buscaban montículos de forma paciente.
Morris se dió cuenta de que los animales no sólo recordaban que en el estanque anterior había montículos (y probablemente también se acordaran de toda la familia Morris "de mala manera") sino que resistían más porque tenían la expectativa de encontrar esos montículos. Es decir, las cobayas habían resistido más porque habían sido optimistas.

Para Blanca: la artista pesimista

3 comentarios:

Veva dijo...

Vaaaleee, me rindo, anda, dime dónde está el montículo más cercano, jo!

Kinderzimmer dijo...

Jajajajaja el montículo más cercano lo llevamos las personas dentro de nosotras.

Kosmonaut dijo...

:)