Esta mañana he sido testigo de lo mediatizada que vivimos la población. Discutíamos el papel del Estado en la economía mediante el estado de bienestar, y saltó el tema de los subsidios por el paro, ya que mucha gente consideraba que hay una gran parte de la población que no quiere trabajar ya que cobran el paro. Pues estos son datos del INE (Instituto Nacional de Estadística):
Perdonad lo mal hecha que está la estadística, pero lo importante es que se vea. Los datos con una (s), las cuatro primeras barras, son personas que no han trabajado todavía y que buscan su primer empleo. Las cuatro últimas barras son personas que han trabajado con anterioridad y están buscando otro empleo. No sólo podemos observar que drásticamente se ha reducido el número de personas que buscan empleo tras dos años, sino que también observamos que la inmensa mayoría (más del 90%) ya ha trabajado antes.
Estamos acostumbrados a que se cuestionen los pocos derechos que los trabajadores y estudiantes tenemos. Hay personas, es cierto, que no desean trabajar, y cobran el subsidio del paro, pero como vemos en la gráfica, esas personas son una minoría. Sin embargo, a la hora del debate sobre nuestro estado de bienestar, nadie piensa en todos esos super ricos que encima de que sólo tienen que pagar el 40% de su declaración a Hacienda, se van a invertir a las Islas Cayman o Gibraltar para no pagar ni un duro. Nadie habla de que los impuestos indirectos se están eliminando a una velocidad pasmosa para ser sustituidos por impuestos directos, es decir, que los pobres y los clase media pagamos la bajada de impuestos a los ricos. Cuando hablamos del Estado de Bienestar nadie se planteó porqué necesita España comprar cientos de aviones Eurofighter, mantener un portaaviones, y comprar decenas de tanques Leopard 2 a Alemania... Pero sí que nos planteamos los subsidios del desempleo. Y nos planteamos la compensación que se le paga a un empleado cuando lo echan.
¿Por qué? Es sencillo: enciende la televisión, la radio, abre el periódico. Esos grupos mediáticos controlados por grandes corporaciones empresariales son imparciales, saben qué es lo que necesitamos porque nosotros somos gilipollas. Los cientos de billones de euros con los que se deberían de construir nuestro estado de bienestar y que escapan a Hacienda no tienen importancia, tienen importancia las cuatro perras que ganan dos o tres porque no quieren trabajar.
Es curioso ver como las personas de a pie nos tiramos piedras sobre nuestros propios tejados, sin darnos cuenta de que criticamos nuestros derechos. Creemos que nunca nos va a llegar el paro, creemos que nunca nos vamos a quedar inválidos, que nuestro jefe no abusará de nosotros nunca, que no nos vamos a jubilar.
miércoles, mayo 10, 2006
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