Estos días estamos viviendo momentos históricos, en los que la enésima agresión de Israel a los estados vecinos se perpetúa mientras ellos dicen que están luchando contra el terrorismo. Esa palabra que ha servido de excusa durante todo el siglo 20: los nazis la usaron para referirse a la resistencia francesa, los rusos para invadir Afganistán, los americanos para invadir países sudamericanos y asiáticos, Israel para destrozar las vidas de los ciudadanos de sus vecinos o la de los musulmanes que viven en su territorio... En definitiva es la misma historia de siempre, y ahora con la guerra contra el Líbano recuerdo aquellas amenazas del ejército nazi cuando argumentaban que por cada soldado alemán que muriese, ellos ejecutarían a cien enemigos para acabar con el terrorismo. Eso es exactamente lo que está haciendo Israel.
Repasemos un poco la historia de la creación de Israel tras la descolonización británica de Palestina en 1947. Crear un estado judío en una zona geográfica donde la mayoría de la población había sido siempre musulmana era una mala idea de partida, así que lo que hicieron los judíos fue sencillamente expulsar a cientos de miles de palestinos de las tierras en las que habían habitado durante miles de años: las cifras oficiales hablan de 726 000 palestinos desplazados a los países circundantes. Además, los judíos no se conformaban con el territorio que les habían dado, así que unos meses antes de declarar oficialmente el estado de Israel, grupos armados atacaron diversas zonas para anexionar más territorio, que fue proclamado Israelí por toda la cara. La creación de Israel empezaba bastante mal y se iba a poner la cosa peor.
Los cinco países colindantes se negaron a la creación de un Estado Israelí, lo que había provocado que tuviesen que soportar los ataques de los grupos israelíes para anexionar más terreno, con lo que la reacción de enfado de los países vecinos era comprensible, y atacaron Israel el primer día de su creación. Durante 15 meses se prolongó la guerra, que ganó Israel, anexionándose más territorio aún, aumentando su territorio en un 26% más. A pesar de que la guerra había terminado, durante años los israelíes siguieron realizando incursiones armadas en los países vecinos, supongo que darían la misma excusa que ahora: acabar con el terrorismo de la resistencia de los palestinos refugiados, aunque su verdadero motivo era provocar la guerra para ocupar el Sinaí. En los años sesenta la situación era intolerable y Egipto, Siria y Jordania empezaron a movilizar tropas para contrarrestar estas incursiones. Los israelíes no aceptaron el conato de resistencia y bajo la excusa de que se estaban preparando para una nueva guerra, atacaron a sus vecinos en la conocida guerra de los seis días, donde Israel se volvió a adjudicar terreno: el Sinaí, Cisjordania, y los Altos del Golán.
Cuando los egipcios se recuperaron del golpe, en 1973, iniciaron la reconquista del Sinaí en la guerra del Yom Kipur, y los sirios intentaron recuperar los Altos del Golán, pero los israelíes volvieron a vencer tras la sorpresa del ataque y a cambio de que los egipcios reconociesen el Estado de Israel, les devolvieron el Sinaí (excepto la franja de Gaza). Los sirios pagaron un precio mayor: una franja de seguridad al sur del país que acabaron ocupando y tomando como suya los israelíes, como manda su tradición de apropiarse de aquello que no es suyo.
El Líbano era llamado en los años setenta la "Suiza de Oriente Medio" por su increíble crecimiento económico, pero la guerra estalló a finales de los setenta hasta los ochenta entre los cristianos y los musulmanes, y destrozaron el país. Cuando parecía que todo iba bien y que la reconciliación era posible, llegaron los israelíes y atacaron al país, invadiéndolo para combatir el famoso terrorismo palestino del que en teoría formaba parte la OLP, el partido de Arafat, reconocido por la ONU en 1974 como representante del pueblo palestino y que acabaría renunciado al terrorismo y reconocería el Estado de Israel en 1988. Es entonces cuando surge Hezbollá, ya que el ejercito era incapaz de defenderse de la agresión israelí, se organizó este partido y guerrilla para combatirla hasta el año en que Israel abandonó el Líbano en el 2000, lo que fue interpretado como un triunfo de Hezbollá.
Esta es la historia del Estado ladrón. Del Estado que practica el terrorismo de Estado. Un Estado agresivo que tiene bombas atómicas. La historia de un Estado que responde a una provocación bombardeando a la población civil, si eso no es terrorismo...
Repasemos un poco la historia de la creación de Israel tras la descolonización británica de Palestina en 1947. Crear un estado judío en una zona geográfica donde la mayoría de la población había sido siempre musulmana era una mala idea de partida, así que lo que hicieron los judíos fue sencillamente expulsar a cientos de miles de palestinos de las tierras en las que habían habitado durante miles de años: las cifras oficiales hablan de 726 000 palestinos desplazados a los países circundantes. Además, los judíos no se conformaban con el territorio que les habían dado, así que unos meses antes de declarar oficialmente el estado de Israel, grupos armados atacaron diversas zonas para anexionar más territorio, que fue proclamado Israelí por toda la cara. La creación de Israel empezaba bastante mal y se iba a poner la cosa peor.
Los cinco países colindantes se negaron a la creación de un Estado Israelí, lo que había provocado que tuviesen que soportar los ataques de los grupos israelíes para anexionar más terreno, con lo que la reacción de enfado de los países vecinos era comprensible, y atacaron Israel el primer día de su creación. Durante 15 meses se prolongó la guerra, que ganó Israel, anexionándose más territorio aún, aumentando su territorio en un 26% más. A pesar de que la guerra había terminado, durante años los israelíes siguieron realizando incursiones armadas en los países vecinos, supongo que darían la misma excusa que ahora: acabar con el terrorismo de la resistencia de los palestinos refugiados, aunque su verdadero motivo era provocar la guerra para ocupar el Sinaí. En los años sesenta la situación era intolerable y Egipto, Siria y Jordania empezaron a movilizar tropas para contrarrestar estas incursiones. Los israelíes no aceptaron el conato de resistencia y bajo la excusa de que se estaban preparando para una nueva guerra, atacaron a sus vecinos en la conocida guerra de los seis días, donde Israel se volvió a adjudicar terreno: el Sinaí, Cisjordania, y los Altos del Golán.
Cuando los egipcios se recuperaron del golpe, en 1973, iniciaron la reconquista del Sinaí en la guerra del Yom Kipur, y los sirios intentaron recuperar los Altos del Golán, pero los israelíes volvieron a vencer tras la sorpresa del ataque y a cambio de que los egipcios reconociesen el Estado de Israel, les devolvieron el Sinaí (excepto la franja de Gaza). Los sirios pagaron un precio mayor: una franja de seguridad al sur del país que acabaron ocupando y tomando como suya los israelíes, como manda su tradición de apropiarse de aquello que no es suyo.
El Líbano era llamado en los años setenta la "Suiza de Oriente Medio" por su increíble crecimiento económico, pero la guerra estalló a finales de los setenta hasta los ochenta entre los cristianos y los musulmanes, y destrozaron el país. Cuando parecía que todo iba bien y que la reconciliación era posible, llegaron los israelíes y atacaron al país, invadiéndolo para combatir el famoso terrorismo palestino del que en teoría formaba parte la OLP, el partido de Arafat, reconocido por la ONU en 1974 como representante del pueblo palestino y que acabaría renunciado al terrorismo y reconocería el Estado de Israel en 1988. Es entonces cuando surge Hezbollá, ya que el ejercito era incapaz de defenderse de la agresión israelí, se organizó este partido y guerrilla para combatirla hasta el año en que Israel abandonó el Líbano en el 2000, lo que fue interpretado como un triunfo de Hezbollá.
Esta es la historia del Estado ladrón. Del Estado que practica el terrorismo de Estado. Un Estado agresivo que tiene bombas atómicas. La historia de un Estado que responde a una provocación bombardeando a la población civil, si eso no es terrorismo...
3 comentarios:
Estoy bastante de acuerdo contigo, Kinderzimmer, pero en cuanto a la invasión soviética de Afganistán, creo que se puede matizar mucho. No soy un experto en el tema, pero en la medida que conozco, la URSS acudió al llamado del sector mayoritario del partido gobernante que, viendo cómo su presidente estaba actuando incompetente y antidemocráticamente frente al terrorismo -terrorismo, sí- de grupos no sólo opositores al régimen prosocialista, sino a la democracia, al laicismo, a los derechos de la mujer..., solicitaron ayuda militar rusa. Ésta vino acompañada del definitivo control político de la URSS sobre dicho gobierno, pero armar a los "estudiantes del Corán" (taliban en árabe) para que luego impusieran su auténtico régimen de terror no me parece la mejor forma de enfrentar el ya de por sí retraso político del país. Gracias a esa 1ª "ayuda"yanqui al pueblo afgano (luego vendría la 2ª, esta vez "en contra de los taliban",aunque no se ve un resultado claro), estos "luchadores de la libertad" -como los definió el presidente Reagan en un documental yanqui muy difundido en los ochenta- volvieron a imponer a las mujeres el burka y el enclaustramiento en sus casas. Ya nunca más han vuelto a llenar las plantillas de los hospitales y las escuelas casi al 50% como lograron en 1979.
Un amigo conoció a un sobrino de uno de los ministros de la "coalición rebelde" que "gobernaba" a mediados de los noventa. Cuando en enfrentamiento entre las distintas facciones llegó a niveles sanguinarios, mataron a gran parte de su familia y él y su padre tuvieron que huir a Alemania, dejando atrás familiares que al ser mutilados no consiguieron escapar. No guarda buen recuerdo de la influencia soviética, pero reconoce que la mayor brutalidad ha venido despues...
Como bien me decías hará unos días, Kinderzimmer, hay situaciones en las que la sedición armada no es la solución a los problemas del país. Ni en la C.A.V. los solucionará ETA, ni en Afganistán ha sido loable ni mucho menos la actuación de esos grupos rebeldes.Ni terrorismo de Estado, ni terrorismo fundamentalista antidemocrático.
Bueno, lo cierto es que la intervención rusa fue para apoyar al presidente de Afganistán, el problema es que murió en un accidente cuando los soldados del palacio en el que vivía lo tirotearon, pero esto fue totalmente involuntario. Poco después la URSS dijo que había sido ejecutado por sus crímenes, lo cual era falso, pero aprovecharon las circunstancias.
Es cierto que la URSS fundó escuelas y realizó un verdadero esfuerzo para la educación del país (algo que no hace EEUU actualmente). De hecho una de las acciones preferidas de los talibanes era quemas la escuela y a los profesores de la misma.
En esa guerra no hay buenos y malos. La URSS estaba metiéndose en un territorio que no era el suyo y cometió crímenes, pero evidentemente, los talibanes no eran más que unos guerrilleros sanguinarios y retrógrados.
Hablando de meterse en territorio ajeno, Zapatero ya ha dicho que quiere mandar soldados, aunque ya está poniendo pegas -y no porque ahora le de por escuchar a IU o a los numerosos movimientos sociales que se oponen a tal envío, pues hasta que no han alertado nuestros militares del peligro elevado de enfrentarse a Israel, parecía totalmente decidido-. Y es normal,
hasta ahora se ha puesto al mando de EEUU en la ocupación de Kosovo, de Afganistán, de Haití, del Congo... pero ahora lo tendría en frente: se ha descubierto que varios Marines de alto rango han combatido con Israel en esta invasión al Líbano. Y no los enfrentábamos desde 1898 -que sepamos-.
Sin embargo, lo que me parece más triste es que sea ese motivo (el miedo) el que nos impide situar nuestros militares en donde podrían defender a un pueblo de sus opresores, en la frontera entre Israel y Líbano (pero tanto a un lado como a otro y no sólo en donde puedan atacar a Hezbollá como pretenden los prosionistas), pero también en una línea de interposición entre el ejército israelí y el pueblo palestino. Con esto no quiero decir, insisto, que apoye las invasiones "antiterroristas" de unos estados contra otros, pero los trabajadores de todo el mundo debiéramos proteger de algún modo a cada pueblo atacado. Y si es la ONU la que tiene que discernir de momento cuándo y cómo –evidentemente me refiero a su Asamblea General y no al Consejo de Seguridad-, teniendo en cuenta que Israel es quien más resoluciones ha incumplido, sería lógico que fuera ocupado por tropas, que otra cuestión sería, de qué países. Hasta ahora sólo justifico una intervención y fue la que liberó a Timor Oriental de Indonesia, tras años de ultraje de lo más cruel por parte de este anterior aliado de EEUU que llegó a tal punto que lo enfrentó con Juan Pablo II por los curas que se estaban viendo afectados -parece ser que algunos militares violaron a monjas timorenses-. Ahora, evidentemente, Timor no está mejor porque las ayudas que se le prometieron no llegan pues esta vez EEUU no ha conseguido instalar un gobierno títere y les están saliendo respondones, pero eso no quita que necesitaban tropas de por medio para defenderse de Indonesia. También Angola necesitó ayuda y le vino muy bien la cubana para expulsar al ejército sudafricano de rubios blanquitos. Precisamente esa derrota fue el comienzo del desmoronamiento del apartheid.
Siempre defenderé por encima de todo las revoluciones pacíficas y que nadie invada a nadie, pero cuando un país es invadido u ocupado por terroristas armados con la mayor potencia militar del mundo, sin una colaboración del resto ese pueblo jamás rescatará su soberanía. No tengo fe en la ONU, pero si la mayoría de los pueblos apoyamos la soberanía de los de Oriente Medio, no debiéramos temer tanto por hacerlo mal como por no hacer nada. Ya está agradeciendo el gobierno libanés el ofrecimiento de Zapatero –porque supone, obviamente, que mantendrá su apoyo a que el ejército libanés también participe en las fuerzas de la ONU-. Cuánto más se alegraría el pueblo si liberásemos así Palestina, Sahara...
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