domingo, julio 30, 2006

El Circo.

Es fascinante observar como en los medios de comunicación se manipula la información. Durante un mes o dos, hemos observado el circo del juicio al etarra "Txapote" mientras que se nos comentaba al detalle todas las estupideces que hacía el mismo, no se decía nada de la lamentable actuación del juez, que como un novato se dejó llevar por las provocaciones de "Txapote" y pisoteó los derechos del detenido con verdadera arrogancia.
Que "Txapote" es un asesino, está fuera de toda duda. Matar por la espalda a concejales elegidos por el voto no es una lucha por la libertad, es una lucha por sepultar la libertad. Se puede luchar de otras formas por la independencia del País Vasco, en este país no faltan medios para hacerlo aunque no seamos un maravilloso ejemplo de democracia. Y el que usa las armas es aquél que ha perdido la raón porque la fuerza de sus argumentos no es lo suficientemente poderosa como para convencer a la gente. En una dictadura tendría sentido, en país en el que se puede reflejar en el gobierno vasco la voluntad de su pueblo, no. Así que esto no es un artículo destinado a rebajar el aura de asesino que tiene Txapote, es un artículo para recordarle a un juez cual debe ser su postura en un juicio.
Un juez debe ser la persona más fría que haya en la sala, ya que sólo debe dejarse llevar por la razón, nunca por los sentimientos. Puedes sentir un profundo desprecio hacia la persona que estás juzgando, pero debes juzgarla como si fuese la más bella persona, y que sean los demás quienes demuestren que ha cometido un crimen, incluso si el reo se comporta como un energúmeno.
Un reo tiene derecho a no declarar. Su abogado asumirá la defensa por él y si se niega a responder nadie le puede obligar. ¿Qué sentido tiene, si Txapote no va a declarar porque no lo desea, mandar a una pareja de policías a ponerlo de pie y a sentarlo contra su voluntad, esposándolo contra el banco, sino es la humillación?. Sí, Txapote provocó al juez, pero al juez se le paga para estar por encima de estas provocaciones, para que no le afecten en absoluto. Todo lo más que puede hacer el juez en este caso es poner orden en la sala. ¿Cómo puede un juez responderle a un reo gritando (en todas las publicaciones poner que subiendo mucho el tono, pero es que en nuestros periódicos, los etarras gritan y patalean y los jueces "suben el tono") que el reo hará lo que él diga por que él es el que manda? ¿Cómo puede un juez cerrar el micrófono del habitáculo del reo cuando le de la gana? ¿Cómo puede prohibir que conste en acta las protestas del abogado de la defensa? ¿Cómo puede un juez negarle al reo el derecho a la última declaración? ¿Acaso no sabe que hay juicios anulados por no permitirle al reo ese legítimo derecho?
Y el colmo vino después, cuando en el juicio, en la prensa e incluso el ministro de justicia aseguraron que nunca alguien como Txapote podría rehabilitarse. Eso no lo puede decir un juez, no lo pueden decir los periodistas de paja que asisten a los juicios, los contertulios de los programas soporíferos de la tele en los que no se sabe de nada pero se habla de todo, ... ni el ministro de justicia. Todo reo tiene y debe tener la posibilidad de rehabilitarse. Es una de las funciones que tiene el castigo de cárcel.
Todo esto no servirá más que para dos cosas: para que las asociaciones de víctimas que consideran que ellos son detentadores de la verdad absoluta y que sólo su opinión debe ser escuchada para conseguir la libertad digan que se ha hecho justicia, y para que el entorno político de Txapote que consideran que ellos son detentadores de la verdad absoluta y que sólo su opinión debe ser escuchada para conseguir la libertad digan que se ha hecho justicia.

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