viernes, agosto 25, 2006

Dos discapacitadas violadas quieren abortar.

Un caso ha puesto patas arriba la sociedad argentina: dos discapacitadas mentales son violadas y fruto de ello, quedan embarazadas. Ambas acuden con sus respectivas familias a la justicia para solicitar el derecho al aborto, ya que en Argentina, las leyes al respecto son bastante parecidas a las españolas: la madre podrá abortar si hay riesgo para su salud física y mental o si ha sido fruto de una violación, como era el caso.
Fácil, ¿no? Pues no. Porque los tribunales de justicia le denegaron el derecho a la primera mujer, y tuvo que recurrir a la Suprema Corte de Justicia. Solucionado, ¿no? Pues no, porque en el hospital al que se dirigieron se negaron a prestar el servicio. La segunda lo tuvo más fácil, el tribunal le reconoció el derecho al aborto y lo pudo practicar, pero a escondidas, en las afueras de Buenos Aires, con la brigada antiexplosivos registrando el hospital por las amenazas anónimas que había recibido.
Mientras los obispos y demás chamanes de la religión cristiana decían las mismas gilipolleces de siempre de que hay que apostar por la vida, las chicas violadas recibían amenazas de muerte por utilizar su derecho al aborto. También denunciaban las "ong´s" católicas que se está abusando del derecho al aborto, lo cual les hace pensar que debería ser eliminado, en vez de reflexionar que si la gente abusa de ese derecho, es porque está redactado de forma incompleta y se prohíbe algo que responde a la moral de cada uno. Pero ya he hablado en otras ocasiones de lo que pienso del aborto, así que no voy a repetirme.

2 comentarios:

Veva dijo...

Mira, Kinder, aqui las cosas no están mejor; Tengo una amiga a la que, tras una amniocentesis, recomendaron un aborto terapeútico. Esta mujer, que hubiese querido tener ese hijo, que sufrió un desengaño horrible, tuvo además que recorrer 600 kilometros porque en la comunidad autónoma en la que vivimos ningún médico (amparándose en la conciencia y demás) practica ese tipo de aborto. Mi amiga fue y volvió en tren en dos días, porque no podía alargar más la estancia. Entremedias, abortó a su hijo. Y no fue, como creen algunos, como lavarse los dientes. Le indujeron un parto. Hizo todo lo que se hace en un parto, pero sabiendo que paría un niño muerto.
Que a nadie se le ocurra decir que abortar es una salida "fácil" cuando no has sabido usar un condón. De fácil no tiene nada.
(Ah, yo aborté a los 18 años, todavía sueño con ello, fue y es terrible, pero la decisión fue la correcta)

Kinderzimmer dijo...

Desde luego, jamás pensé que aquí las cosas estarían mejor, pero este caso argentino refleja la hipocresía de la sociedad en la que vivimos en la que por un lado se anima a la mujer a ser independiente y dueña de su cuerpo, y por el otro lado se le ponen pegas al aborto incluso en sus primeros tres meses de gestación.
Comprendo que es algo durísimo para aquella persona que lo hace, y que sólo lo hace por necesidad, y no por capricho.