Como muchos sabréis, John Forbes Nash, el protagonista de una mente maravillosa, fue un matemático genial que desarrolló la Teoría del Equilibrio (ahora conocida como la Teoría del Equilibrio de Nash) y la Teoría de los Juegos antes de los treinta años, y que después se sumergió en una esquizofrenia que le duró otros treinta.
Nash pretendía demostrar que la guerra no tenía lógica en un mundo dominado por la guerra fría, y pretendía demostrarlo con las matemáticas... y lo consiguió. Pero no sólo consiguió demostrar eso, sino que demostró que el egoísmo, los nacionalismos, el odio, ... son fruto de la irracionalidad del ser humano que se perjudica a sí mismo al dejarse llevar por sus instintos más básicos. Y para hacerlo, para demostrarlo, plantearía el dilema de los prisioneros, fundamento de la teoría de juegos:
Un policía detiene a dos personas, pero no tiene suficientes pruebas como para encarcelarlas durante años, así que los encierra en celdas separadas y les dice: si no confesáis ninguno, estaréis seis meses en la cárcel. Si confesáis los dos, estaréis 6 años. Si confiesa uno y el otro no, el que lo haga será libre, y el otro cumplirá 10 años de cárcel. La opción más inteligente para ambos, sería cooperar y no confesar ninguno de los dos, así sólo estarían seis meses en la cárcel, pero los prisioneros tienen una opción muy tentadora aunque egoista: confesar y librarse, a menos de que lo haga el otro. Nash dijo que ambos confesarían, y por su egoísmo serían condenados.
Esto que parece una tontería, tiene una importancia fundamental en la economía, basada en mercados competitivos y cooperativos, ya que si dos empresas colaboran, serán más eficientes al utilizar menos recursos para producir, al compartir gastos, y al no intentar robarse cuotas de mercado, sin embargo, a largo plazo, ambas tenderán a traicionar a su socio, ya que la primera empresa que lo haga, se verá más recompensada.
Y lo mismo se puede aplicar a la guerra: si los dos países cooperan, evitarán la destrucción de la guerra ya que incluso en el caso de que haya un vencedor en la guerra, este se habrá visto afectado también por la destrucción de la misma.
martes, septiembre 12, 2006
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3 comentarios:
Veo que has cambiado la imagen corporativa de tu submundo ;P me ha molado tu post. La teoría de Nash podría aplicarse realmente a cualquier aspecto de la vida cotidiana, pero piénsalo, somos demasiado individualistas como para pensar en grandes metas o mejores opciones para la humanidad cuando se trata de uno mismo o de tu futuro... Es crudo reconocer, que la guerra, o cualquier otro cisma o enfrentamiento, podría resolverse si dejasemos de lado nuestra "absurda tendencia" al egoismo.
anda lee esto, que va muy en tu linea ;P
http://www.orsai.es/2006/09/el_intermediario.php
Jajaja estuvo divertido aunque no pegue con este post. Yo también lei un post de la caverna del nacional-catolicismo muy interesante, en el que se preguntaba por qué hay que respetar las religiones.
Siempre se nos ha impuesto la tolerancia y el respeto a las religiones, ¿pero acaso no es eso una excusa para no demostrar lo absurdo y ridículo de los planteamientos religiosos?
En cuanto al tema del blog, el individuo, aunque Nash decía que lo era, creo que no es egoista. Si fuese egoísta, optaría por la colaboración que es lo que más le beneficia. El individuo lo que tiene es mala ostia, mala sangre. No es egoista, es exclusivo.
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