A menudo podemos escuchar que la causa de un asesinato por parte de un adolescente proviene del abuso de los videojuegos (o simplemente el uso, ni siquiera hacen referencia al abuso). En esas ocasiones suelo argumentar, a riesgo de equivocarme pues no soy psicólogo, que esa persona o bien tiene un problema psicológico (es un psicópata, por ejemplo) o bien ha matado por otras causas pero que el videojuego poco tiene que ver con el asesinato. Cualquier persona en su sano juicio es capaz de distinguir la realidad de la ficción de un videojuego y no siente impulsos asesinos tras disfrutar de un juego violento. Porque sí, hay videojuegos violentos que se pueden disfrutar al igual que hay películas violentas que son magníficas y uno desea volver a verlas.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando algo te induce a confundir la realidad con la ficción? ¿Qué ocurre cuando no hay un botón de pause o apagado? ¿Cuando el sistema al que estás adscrito te induce a la culpa? Sabemos que la religión católica es un sistema basado en la culpa y el miedo. Es cierto que también hablan del amor por los seres que nos rodean pero tu deber como católico es ir a la iglesia a confesarte por tus pecados, arrepentirse, sentir la culpa. A todo el mundo le afecta, no es una cuestión de ser más o menos equilibrado: la culpa la vas a sentir si has sido educado en ese sistema. Y si la presión es demasiado grande llegas al límite: inflingirse daño a si mismo.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando algo te induce a confundir la realidad con la ficción? ¿Qué ocurre cuando no hay un botón de pause o apagado? ¿Cuando el sistema al que estás adscrito te induce a la culpa? Sabemos que la religión católica es un sistema basado en la culpa y el miedo. Es cierto que también hablan del amor por los seres que nos rodean pero tu deber como católico es ir a la iglesia a confesarte por tus pecados, arrepentirse, sentir la culpa. A todo el mundo le afecta, no es una cuestión de ser más o menos equilibrado: la culpa la vas a sentir si has sido educado en ese sistema. Y si la presión es demasiado grande llegas al límite: inflingirse daño a si mismo.
1 comentario:
Amén a eso ;)
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