Para celebrar mi post número cien, volvamos a un tema del que ya me duele la boca de tanto hablar. Como bien ha dicho el fiscal del caso que hoy voy a comentar, no vivimos en el lejano Oeste: aquí no se dispara y después se pregunta. Si eres el jefe de seguridad de un chalet no puedes llegar con tu pistolón, acercarte al coche de los que crees que han desvalijado la casa de tus jefes y para que aprendan la lección, descerrajarles dos tiros a uno de ellos sin previo aviso y por la espalda.
Vivimos en una sociedad plagada de injusticias y abusos pero vivimos en una sociedad mejor que la que teníamos hace cientos de años, cuando los linchamientos estaban a la orden del día. Hace unos años se dieron cuenta de que si se dejaba que el pueblo asumiese la justicia tal cual, la cometían de una forma apasionada y no racional, castigando de una forma totalmente desproporcionada y cometiendo muchos errores, demasiados errores. Y es que somos humanos y por lo tanto podemos equivocarnos, tanto los que juzgamos, como los que cometieron los crímenes. Algunos errores deben perdonarse, otros deben castigarse en su justa medida. Lo que no es admisible es cometer el error de castigar a alguien que no ha hecho nada y es por eso que en un juicio se pide la máxima certeza de que esa persona ha cometido el delito, y si hay una duda, por muy pequeña que sea, esa persona debe ser puesta en libertad porque es preferible que un delincuente se quede sin castigo a que una persona que no ha delinquido lo obtenga. Esa es la razón por la que existen los juicios: para evitar que la gente se tome la justicia por su mano ya que castigar a un ladrón es fácil, pero saber con certeza quién ha robado y cual es el castigo justo no lo es.
Los juicios no pueden saltarse a la torera. Si permitimos que se pueda saltar una vez el juicio, ¿quién nos garantiza que no volvamos a lo que una vez fuimos: salvajes? El único que tiene capacidad para castigar a alguien es el juicio, porque es el único que sigue un protocolo y unas normas exhaustivas y prefijadas que permiten que se pueda llegar a unas conclusiones con garantías. Si crees que dos personas que están en la calle en un coche han robado tu casa y les pegas dos tiros, ¿Cómo puedes saber que no te has equivocado y has matado a las personas equivocadas? Es más, ¿Se merecen unos cacos un tiro en la cabeza?
El jefe de seguridad de Tous ha cometido como mínimo un homicidio doloso. Yo, personalmente, y sin conocer en profundidad los hechos, lo acusaría de asesinato porque como dice el auto del juez: "se dirigió de forma consciente hacia el Renault Megane estacionado en la vía pública, a bastante metros de distancia de la vivienda de los señores Tous y sin existir ninguna causa objetiva que lo justificase disparó hacia sus ocupantes". Un asesinato requiere que o bien esté preparado el delito con antelación (como es el caso, se acercó de forma consciente al coche, y no fue algo realmente repentino), o que no deje lugar a defensa por parte de la víctima, como también es el caso.
El jefe de seguridad de los Tous no es un héroe, es un mal aprendiz de Harry el Sucio con el que no me gustaría tener una discusión en un bar. El problema para la gente como él, es que en el mundo real, Harry el Sucio va a la cárcel.
Vivimos en una sociedad plagada de injusticias y abusos pero vivimos en una sociedad mejor que la que teníamos hace cientos de años, cuando los linchamientos estaban a la orden del día. Hace unos años se dieron cuenta de que si se dejaba que el pueblo asumiese la justicia tal cual, la cometían de una forma apasionada y no racional, castigando de una forma totalmente desproporcionada y cometiendo muchos errores, demasiados errores. Y es que somos humanos y por lo tanto podemos equivocarnos, tanto los que juzgamos, como los que cometieron los crímenes. Algunos errores deben perdonarse, otros deben castigarse en su justa medida. Lo que no es admisible es cometer el error de castigar a alguien que no ha hecho nada y es por eso que en un juicio se pide la máxima certeza de que esa persona ha cometido el delito, y si hay una duda, por muy pequeña que sea, esa persona debe ser puesta en libertad porque es preferible que un delincuente se quede sin castigo a que una persona que no ha delinquido lo obtenga. Esa es la razón por la que existen los juicios: para evitar que la gente se tome la justicia por su mano ya que castigar a un ladrón es fácil, pero saber con certeza quién ha robado y cual es el castigo justo no lo es.
Los juicios no pueden saltarse a la torera. Si permitimos que se pueda saltar una vez el juicio, ¿quién nos garantiza que no volvamos a lo que una vez fuimos: salvajes? El único que tiene capacidad para castigar a alguien es el juicio, porque es el único que sigue un protocolo y unas normas exhaustivas y prefijadas que permiten que se pueda llegar a unas conclusiones con garantías. Si crees que dos personas que están en la calle en un coche han robado tu casa y les pegas dos tiros, ¿Cómo puedes saber que no te has equivocado y has matado a las personas equivocadas? Es más, ¿Se merecen unos cacos un tiro en la cabeza?
El jefe de seguridad de Tous ha cometido como mínimo un homicidio doloso. Yo, personalmente, y sin conocer en profundidad los hechos, lo acusaría de asesinato porque como dice el auto del juez: "se dirigió de forma consciente hacia el Renault Megane estacionado en la vía pública, a bastante metros de distancia de la vivienda de los señores Tous y sin existir ninguna causa objetiva que lo justificase disparó hacia sus ocupantes". Un asesinato requiere que o bien esté preparado el delito con antelación (como es el caso, se acercó de forma consciente al coche, y no fue algo realmente repentino), o que no deje lugar a defensa por parte de la víctima, como también es el caso.
El jefe de seguridad de los Tous no es un héroe, es un mal aprendiz de Harry el Sucio con el que no me gustaría tener una discusión en un bar. El problema para la gente como él, es que en el mundo real, Harry el Sucio va a la cárcel.
2 comentarios:
Yo creo que la culpa va más allá de él mismo, que le adiestraron para pensar poco y actuar rápido y así lo ha hecho.
Y también creo que es preciso que la justicia sea severa con él porque, si no es así, más de un millornario propietario de un chalet va a contratar servicios de seguridad así de efectivos, que seguro que sale más barato que lo que le pueden llegar a robar en una noche si entran.
Yo creo que la justicia no tiene que ser más severa de lo que lo es con cualquier otra persona. Este tipo de acciones deben condenarse como lo que son, un caso de asesinato u homicidio. No es un adolescente nervioso con una pistola en la mano por casualidad, y como bien dices, podemos caer en el riesgo de que a algunas personas les salga rentable este tipo de matones.
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